martes, 5 de octubre de 2010

San Miguel en el otoño

"Pascua, San Juan, San Miguel, Navidad… La manera que se reparten estas cuatro fiestas en el transcurso del año, debe hacernos reflexionar sobre la importancia de los acontecimientos que, en esos periodos, se producen en el universo. A cada una de estas fiestas corresponde un punto cardinal, una estación, un arcángel, un planeta.

La fiesta de Pascua está en relación con la llegada de la primavera presidida por el Arcángel Rafael; este Arcángel representa Mercurio y reina sobre el Sur. San Juan con sus hogueras, marca el comienzo del verano; es la estación del Arcángel Uriel que representa la Tierra y reina sobre el Norte.

San Miguel marca el comienzo del otoño; está bajo la influencia del Arcángel Mikhaël que representa al Sol y reina sobre el Este.

La Navidad marca el principio del invierno; está consagrada a las fuerzas del Arcángel Gabriel, que representa la Luna y reina sobre el Oeste.

Durante cada uno de estos cuatro grandes periodos del año, unas fuerzas y unas entidades determinadas se ponen a trabajar. Y nosotros también, por lo menos con nuestra conciencia, podemos participar en este trabajo."

Omraam Mikhaël Aïvanhov


Elementales
"Las montañas son unas inmensas antenas que ponen la tierra en comunicación con el cielo: hacen de unión entre la tierra y el cielo, y por esto el agua que desciende de las altas montañas está impregnada con los fluidos del cielo.

A través de sus cimas las montañas captan las fuerzas y las energías celestiales que se manifiestan en forma de grandes torbellinos, ondas poderosas y luminosas. Debido a la presencia de estas corrientes de energías, los espíritus de la naturaleza, espíritus muy evolucionados, visitan a menudo las cimas de las montañas: se bañan en estos efluvios para reforzarse y regenerarse, y luego se van para hacer su trabajo a través del mundo."

Omraam Mikhaël Aïvanhov


"En la Biblia, la serpiente es el símbolo del mal, pero según los cabalistas sólo puede alcanzar a algunas séfiras: más allá, la región más elevada formada por las tres séfiras Kether, Hochmah y Binah, le está prohibida. Entonces, ¿qué conclusión podemos extraer de esta afirmación para nuestra vida interior? Como somos creados a imagen del universo, existe también en nosotros mismos una región donde el mal ya no encuentra condiciones de existencia favorables. En las regiones sublimes de nuestro ser y del universo, reina tal luz, tal intensidad de vibraciones, que todo lo que no está en armonía con esta pureza y con esta luz, es pulverizado.

En efecto, el mal no tiene ningún derecho de existir en las regiones sublimes, es rechazado. Sólo puede existir en las regiones inferiores donde se pasea, causa estragos y atormenta a los humanos, porque en estas capas inferiores de la materia, todas las condiciones le son favorables. Así pues, según la región donde os halléis, seréis o no alcanzados por el mal."

Omraam Mikhaël Aïvanhov

"El origen de todos los desequilibrios se halla en el desequilibrio entre el espíritu y la materia; es él quien arrastra tras sí todas las demás formas de anomalías que se pueden apreciar en la existencia. El espíritu y la materia son dos polos, dos principios con los que el ser humano debe saber obrar con inteligencia, juicio y prudencia.

Si no es recomendable imitar a Occidente, que ha dado gran importancia a las adquisiciones materiales en detrimento del alma y del espíritu, el ejemplo de la India y de otros países que, durante siglos, aceptaron vivir en la miseria, el hambre y la enfermedad, tampoco debe ser seguido. Debemos poner al espíritu y a la materia en el lugar que les corresponde: no rechazar a la materia, sino hacerla sumisa y obediente al espíritu. En este equilibrio entre el espíritu y la materia es donde los individuos y las sociedades encontrarán su desarrollo."

Omraam Mikhaël Aïvanhov

"No hay nada más precioso que poseer una cualidad, un don o una facultad. Pero asimismo no debemos utilizar este don únicamente para nosotros mismos, sino para el bien de todos los seres.

¿Acaso hay muchas mujeres quienes, conscientes de su belleza, se han preguntado qué efectos estaba causando en los demás su manera de explotar esta belleza? Ya sea la belleza, las facultades artísticas o intelectuales, debemos tratar de utilizarlas únicamente para despertar esta chispa, esta flor sagrada que dormita en cada uno. Y es así como atraeremos sobre nosotros la alegría del Cielo.
No hemos venido a la tierra para hacernos famosos o para ser elogiados a toda costa. Cualesquiera que sean los dones y los talentos que nos han sido otorgados por la naturaleza, debemos ante todo buscar la aprobación divina. Y sólo la obtendremos si logramos expresar lo que despertará a los seres a la verdad y a la luz."

Omraam Mikhaël Aïvanhov