martes, 20 de septiembre de 2011

Ángeles o Devas (3)






El mundo de los devas es un milagro en constante ejecución: el estallido de un rayo de luz sobre una flor, el crecimiento de un árbol, la concepción y nacimiento de un niño o de cualquier ser vivo en la naturaleza… ¡la vida de los devas preside todo! De ahí la importancia de conocer su mundo, de establecer contacto consciente con ellos, de invocar sus fuerzas. No hay fenómeno alguno en la Naturaleza donde no se halle la actividad de los devas. Ellos son los constructores de las formas: por eso se les conoce como el aspecto Madre, pues forman los vehículos de expresión de la vida divina que compenetra todo. Trabajan incesantemente diseñando vehículos cada vez mejores y mas sensibles para la expresión de la conciencia.


EL MUNDO DEVICO

Los ángeles son ráfagas de luz, color y sonido. Se manifiestan como luz por el fenómeno de fricción de la vida con la substancia. Sus colores muestran infinidad de matices. No tienen formas ni están limitados por ellas, pero su exquisita plasticidad les permite adaptarse y tomar la forma de los elementos naturales del ambiente donde se mueven o manifiestan.

Los devas solares, por ejemplo, aparecen como ráfagas luminosas de color dorado: viven en la luz y son la luz misma. Se les puede percibir agitándose alegremente en toda manifestación de luz. No son perceptibles a nuestro nivel normal de visión, pero si desean comunicarse con los humanos, adquieren una forma densa para que podamos percibirlos.

Hay una manifestación inferior de devas solares que es perceptible al ojo humano cuando se contempla el azul del cielo en un día muy despejado. Son esos corpúsculos o puntos luminosos en incesante movimiento que se agitan en el espacio, que constituyen esa sustancia vital llamada PRANA, producto de la fricción de los rayos solares sobre la atmosfera del planeta. A pesar de su pequeñez, su función es de extrema importancia pues vitalizan los organismos vivos. En realidad, el prana no es otra cosa que la vitalidad de DIOS manifestada en nuestro universo por medio de los devas solares.



El prana lo llena todo; por tanto, al respirar, comer, actuar, pensar, sentir y relacionarnos con el ambiente que nos rodea, movemos una indescriptible variedad de elementos pranicos, es decir, una infinita gama de devas que al interpenetrarse con nuestra aura, colaboran con nuestros procesos vitales.


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Bendiciones de luz angelical,

Sylvia Rodríguez